lunes, 25 de agosto de 2008

Pobre de mi.

Pobre de mí, te has ido flor de tiernas alas que te extendías en mi vientre; te has ido y ya estaba pensando cuál sería tu nombre y cómo sería tu tez. Pobre de mi que te han arrancado tan tempranamente sin poder sentirte dentro. Pobre, pobre de mi que ya no te amantaré ni te acariciaré y ya te amaba.
Cuerpo que eres ya inútil para que te quiero, inútil naturaleza que me regala la vida y en un momento me es arrebatada clavandome esta espada que se ahoga en mi garganta y no me deja respirar de impotencia. Aún tengo tu cuerpecito sin vida en mis adentros, rezo en vano porque tu podrás estar ya en el cielo, qué hago yo sin ti, ¡qué hago yo sin tí! Habría dado mi vida. Quién llenará este vació que siento por dentro, quién calmará estas ácidas lágrimas que resbalan despaboridas hasta el abismo que se abre en este angosto camino, que será desde hoy la vida sin ti. Clamo misericordia espero que esto sea un sueño quiero pegarme contra las paredes arrancarme las visceras despellejarme porque esta agonía de muerte que siento no me deja vivir. Ya te imaginaba sosteniendo mi dedo con tu mano diminuta, y ahora nunca te podré ver.
Por qué no me han dejado sentir tu aliento, quiero escuchar tu llanto mi flor desojada tan temprano sin consuelo de su madre.
¿Quien te cuidará? Quién velará este cuerpecito qué aunque estos médicos digan que no eras nada yo ya quería ser tu madre.
Mañana te arrancarán de mí ser con sus palancas y será verdad. Y esta verdad me aplasta contra el suelo con el peso del mundo quemandome con cada letra con cada fonema resonando en mi cabeza, escudriñando mi corazón agónico, siento su silencio reptando y no se apiada, es verdad, grita. Pobre de mi sin ti