sábado, 22 de enero de 2011

Quiero oler mi casa, meterme en sus faldas blancas, acariciar tus piedras rugosas, acunada en tu regazo.
Quiero caminar por tus escondrijos, y ver a mis amigos.
¡Escuchar un violín! Y beberme tus fuentes.
Nadar.
Volar. Respirar y sentirme acompañada de lugares conocidos.
Ver mi alma reflejada en tu Alhambra.
Llorar y no preocuparme del que dirán.
No tener fachada, ni riqueza, ni joyas, ni chaqueta.
No ser nadie, tan sólo, una brisa en tu acera.
Aquí me siento sola y siempre tengo frío.
Nadie sabe quien soy, solo una sombra a su abrigo.