sábado, 22 de enero de 2011

Quiero oler mi casa, meterme en sus faldas blancas, acariciar tus piedras rugosas, acunada en tu regazo.
Quiero caminar por tus escondrijos, y ver a mis amigos.
¡Escuchar un violín! Y beberme tus fuentes.
Nadar.
Volar. Respirar y sentirme acompañada de lugares conocidos.
Ver mi alma reflejada en tu Alhambra.
Llorar y no preocuparme del que dirán.
No tener fachada, ni riqueza, ni joyas, ni chaqueta.
No ser nadie, tan sólo, una brisa en tu acera.
Aquí me siento sola y siempre tengo frío.
Nadie sabe quien soy, solo una sombra a su abrigo.

1 comentario:

niño de menta dijo...

me agrada y desespera, me inhibe cuando recuerdo los trazos con los que juego sin pensar que solo es un esclavo de mi sueño por otro soñado.

extraño tus textos, me falta el tiempo de leer, descansar o de solo sentarme por el simple hecho de hacerlo, ¿a quien no en este mundo material?, me gustaría vivir de escribir seguro que me faltan años antes de poder hacerlo.