jueves, 22 de mayo de 2014

Viento.

Susúrrame al oído hiena siempre risueña,
Brisa aguileña que levemente me sobrevuela.

Susúrrame al oído, viento, y sóplame el escote,
cándido y apetecible, rumor de exceso. Agitados
inconscientes alaridos, no si fue susurros,
tintados de rojos y ocres,  espejos de otro mundo.

Acaríciame la oreja con atisbos de sueños,
cántame aquella nana de guerra,
y suavemente, tus labios, con mi lengua.

Oh, viento, llévate mi suspiro colorado,
llévate mi piel y mi sangre.

Adiós, rugido fragante, brisa sugerente
Verde tan brillante.