Llovieron tristezas,
Y penas varias.
De madrugada, el corazón,
Gritó,
Su eco se escuchó,
Acá, en la lejanía.
En la mañana siempre
Brilla el sol,
A pesar de su amarga agonía.
¿Con qué puedo endurlarla yo?
Si sólo a agarrar el aire alcanzo,
Y morir en frío cristal,
Sugiero, despacio,
delicadamente.