viernes, 20 de marzo de 2009

Despedazándome el corazón,
Arrancándomelo y haciéndomelo tragar;
Mi ser revienta en sexo,
Y no te puedo ni siquiera oler.
Que triste vida merezco,
Ojala la muerte padeciera,
Me esfumase, me perdiera.
Ardo en incertidumbre,
En pesar, en venganza.
Te escucho demonio,
Te apoderas de mí cada vez,
Y cada vez me ciegas,
Me dejas sedienta, sedienta de ti,
De tu sangre.
Admiro mi futuro, lo veo en mi mano,
En la tuya,
Sé que me espera sufrimiento,
Pero qué amado sufrimiento es
El infierno.

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