martes, 17 de mayo de 2011

Nunca la encontré,


Fue sal en manos de agua,

Arena en pedregal,

Ay esperanza ¿Dónde estás?

Corazón yermo,

Un caparazón ferreo,

Y sangre negra,

Negra,

Negra y amarga.

Sólo tengo.

Espera, esperanza,

Que aferrarte quiero

Con puños de acero.

1 comentario:

niño de menta dijo...

Cuanta congoja la mía, cuando leo de la esperanza, pues mientras espero se que duermo entre azaleas.

Lo que escribes me recuerda de una manera rara a el soneto a la esperanza de Villaurrutia.

me gusto mil disculpas ando oxidado.